POR MARCOS SANTOS. – El domingo pasado mientras transitaba en mí vehículo por la carretera San Francisco-Tenares, delante de mí iban varios jóvenes a bordo de varias motocicletas, dos de ellos con dos litros de ron Brugal Extra Viejo, tomando a pico de botella y haciendo piruetas en sus respectivos motores, algo muy normal en nuestro país.
De inmediato pensé, que, debido a la acrobacia exhibida por esos intrépidos motoristas, bien podrían competir en las famosas carreras de motores de alto cilindraje, conocidas mundialmente como el Campeonato Moto GP.
No tengo la menor duda, que esos “jevitos”, podrían en serios aprietos a personajes de la talla de Giacomo Agostini, Valentino Rossi y Marc Márquez, quienes son los máximos ganadores de campeonatos mundiales de carreras de motos.
Y es que esos tres pilotos de fama mundial, compiten con todos los parámetros de seguridad.
Pistas seguras, cascos protectores de altísima calidad, trajes que los protegen en caso de una caída, además cuentan con excelentes equipos de mecánicos que mantienen esas máquinas en perfectas condiciones, en los frenos, las suspensiones, etcétera.
Sin embargo, los “jevitos”, corren a “mano pelá”.
Sin cascos, sin frenos, borrachos, con alguna “jevita” en la cola del motor, y no pasa nada.
Son verdaderos acróbatas motorizados.
El gobierno y los empresarios, deben apoyar a estos muchachos y reclutarlos para que compitan en ese nivel mundialista.
De seguro ganan de calle.
Pero, si no pueden competir en el Campeonato de la Moto GP, que construyan buenas pistas de motovelocidad en el país, y echen sus carreras entre ellos, con reglas o sin reglas, con jueces o sin jueces, en fin, que se den el gustazo de literalmente “matarse” entre ellos, solo entre ellos, y a nosotros que nos dejen tranquilos y no nos expongan al peligro.
¡Carajo!
